La famosa y disputada jibia se está poniendo esquiva. Espineles y redes de pescadores industriales y artesanales del Biobío no han logrado llevarlas a cubierta. Y es que, simplemente, el calamar gigante está desaparecido.
David Castro, de la Coordinadora de la Jibia de Talcahuano así lo confirma y señala que todos parten pescando en enero, pero que recién esta semana apareció en Atacama y Coquimbo, aunque de muy menor tamaño, de no más de un kilo y medio, aseguró.
Igual versión tienen en la Asociación de Industriales Pesqueros (Asipes). Según informó la gerente de Asuntos Públicos del gremio, Verónica Ceballos, los barcos están llegando incluso hasta Coquimbo para poder abastecer las plantas de la zona que procesan el molusco. Precisó que las bajas capturas son una realidad mundial. “China y Perú el año pasado capturaron 300 mil toneladas cada uno, cuando antes el país asiático capturaba un millón”, dijo.
¿QUÉ TAN SOSTENIBLE ES?
Ante esta realidad surge la pregunta: ¿es sostenible la pesquería de la jibia en Chile?
Quien responde es Hugo Arancibia, profesor titular de la Universidad de Concepción y Dr. en Ciencias Naturales de la Universidad de Bremen (Rep. Federal de Alemania).
Explica que la jibia, pota o calamar gigante (Dosidicus gigas) es un animal invertebrado cefalópodo que habita el ambiente pelágico, o sea la capa más superficial del océano Pacífico Oriental. Sus pesquerías costeras se encuentran en el Golfo de California (Santa Rosalía en México), norte de Perú y, en Chile, en el sector centro-norte (Coquimbo), centro (Valparaíso y San Antonio) y centro-sur (varias caletas de la Región del Biobío como San Vicente, Coronel y Lota). También existe la pesquería internacional de altura, principalmente la flota China, aunque también de Corea del Sur y otros países.
Esta pesquería en México y Perú es exclusivamente artesanal y se captura con poteras. Este aparejo de pesca consiste en un huso con dos o más hileras de ganchos, señala el experto. “En Chile la pesquería ha sido artesanal (poteras) e industrial, esta última con naves arrastreras que operan sus redes levantadas del fondo. Oficialmente el máximo desembarque anual conjunto de Perú, Chile, China y la flota de altura fue el año 2014 con más de 1 millón de toneladas, aunque en 2018 habría sido de unas 750 mil toneladas. Sin embargo, estas cifras son comunicaciones voluntarias de los respectivos países, aunque probablemente la cantidad total real de jibia capturada debe haber sido significativamente mayor”, estima Hugo Arancibia.
REALIDAD LOCAL
En Chile central las principales capturas de jibia -tanto artesanal como industrial- ocurrían normalmente de enero a julio/agosto, dominando en esas capturas ejemplares grandes de tamaño medio superior a 60 cm de longitud dorsal del manto, verificándose también el ingreso de un nuevo contingente de ejemplares de jibia más pequeños a partir de agosto/septiembre de cada año. Esto es, en el segundo semestre participaban de las capturas ejemplares de jibia de dos grupos de tamaño, a saber: los grandes y los medianos. Eso ocurrió hasta el año 2015.
Sin embargo, desde el año 2016 no se visualiza en las capturas de jibia dos contingentes de tamaños, con el ingreso de uno de ellos a partir de agosto, lo que se ha confirmado en los años 2017 y 2018. Además, ahora en las capturas de jibia éstas son más pequeñas que antes de 2016, lo que probablemente repercute en la biomasa total del único stock de jibia que compartimos con otros países de pesca costera y con la flota de altura extranjera que opera principalmente por fuera de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Perú central y norte, y por fuera de la ZEE del norte de Chile. Entonces, el pronóstico es que el stock de jibia podría haber entrado en un proceso de disminución de su biomasa total.
-Las causas combinadas podrían ser un cambio de régimen ambiental en el sector costero del Océano Pacífico Suroriental (con la etapa más cálida a partir del año 2014), por un lado, y las capturas totales de todas las flotas, tanto de países ribereños (principalmente Perú y Chile, en ese orden) como de países con flotas de altura distantes (principalmente de China), por el otro lado.
Volviendo a la pregunta inicial sobre si es sostenible la pesquería de la jibia en el Chile central, Hugo Arancibia afirma que la respuesta parece ser negativa, esto es, la pesquería de jibia no será sostenible, aunque sea completamente artesanal, debido a la posible declinación en la biomasa total del stock en el Océano Pacífico Suroriental. Además, los ejemplares más grandes de jibia ya no estarían disponibles para la pesquería en Chile por su disminución en la abundancia y por haber migrado tan lejos como aguas oceánicas en el norte de Perú y Ecuador. En tal caso, los ejemplares medianos no alcanzarán a realizar la migración al sur tal y como habría ocurrido con los ejemplares grandes que sostuvieron la pesquería en Chile desde Coquimbo hasta la Región del Biobío.
– La respuesta también es negativa. En efecto, no se visualiza actualmente un nuevo recurso pesquero alternativo a la jibia. En tal caso, la flota artesanal ociosa que ha capturado jibia derivará rápidamente a la captura de merluza común, recurso pesquero que, en rigor, se encuentra en situación crítica desde el año 2002, sin recuperación evidente debido a que las capturas artesanales serían dos veces más que la cuota anual, de acuerdo con resultados del proyecto FIP 2015-45 (www.fip.cl/proyectos).
En el caso de que la pesquería de jibia persista, lo que también es una alternativa a nivel artesanal, probablemente la actividad se precarizará debido a la fuerte reducción de la demanda de materia prima por el sector industrial con flota propia y a la inestabilidad de la oferta de materia prima de jibia del sector artesanal. Esto traerá aparejado un efecto negativo sobre el empleo del sector pesquero debido a la entrada en vigencia de la reciente ley que permite solo la pesca de jibia con líneas de mano y poteras.